MAY 042015 En Morelia, vimos que muchos de los sindicatos manejan a sus huestes por medio del control de asistencia para tener derecho a beneficios en el gremio, es un acto verdaderamente vergonzoso, que viola incluso la Constitución; pero más aún la dignidad del trabajador, esto ocurre porque muchos de ellos se sienten agradecidos por las bondades logradas por los sindicatos-negocio por el doble lenguaje de sus líderes. El código de sumisión instalado en los controles de disciplina de muchos comités anuncian el grado de avance del sindicalismo en nuestro país, que para la mayoría de los trabajadores no es ninguna lucha por la democracia interna de la organización, más bien define su grado de debilitamiento, a pesar de que se diga o muestre alejada de fricciones. La cara toda de los trabajadores lo decía este 1° de mayo, rostros fatigados, sumisos, agachados, rendidos, inconformes y desvelados por la desmañanada del viaje desde Los Reyes, Jiquilpan o Lázaro Cárdenas y otros puntos del Estado, para estar en Morelia y cumplir la orden del líder central a quien algunos ni conocen. En el caso de los sindicatos relativos a la educación, la cosa no fue diferente, se mostraron mantas contra la reforma educativa sin más, así como contra la actitud de algunos funcionarios específicos de los subsistemas educativos; mas no hubo mantas contra la impunidad ni la corrupción que priva en ellos, cuando es uno de los temas más cruciales y recurrentes de los actuales gobiernos, incluyendo a muchos de los propios comités sindicales, donde el patrón es el propio sindicato. Hoy la clase trabajadora tiene suficientes razones para demandar respeto a sus derechos constitucionales, desde la revisión de sus salarios; los ascensos y promociones por la vía de la profesionalización y desde luego la defensa del derecho a la jubilación; sin embargo esos no fueron los reclamos; más bien fue un culto a la personalidad del líder y a una tradición que se ha tomado como festejo. Y es que no se puede pensar en un festejo cuando los trabajadores están hartos de la represión por el aumento de los precios de la canasta básica, y vaya que en los últimos días ha sido contundente. Son los trabajadores quienes vienen padeciendo los enredos e indefiniciones de las reformas estructurales que impulsa el gobierno federal. Otro asunto olvidado en este tipo de espectáculo como lo dice Eduardo Subirats, es la inseguridad laboral y los enormes desvíos del presupuesto, temas que se reinician en el debate cada vez que toma posesión un nuevo gobierno, olvidando el pasado reciente y el encubrimiento al gobierno anterior. En referencia a la educación también se viene olvidando temas centrales, como por ejemplo el programa multimedia, cuya dotación a las aulas trajo equipo obsoleto en su tiempo, hoy es basura tecnológica, ahora ya vienen las laptops convencionales, que seguro es un buen negocio para los proveedores, amigos de los secretarios, de los gobernadores y del presidente; como lo es la construcción de aulas y mantenimiento de la infraestructura. De eso poco se dice y no se denuncia, a pesar de las enormes y jugosas ganancias. El Día Internacional del Trabajo es para rememorar a los Mártires de Chicago, y hoy, no sólo es para defender los derechos de los trabajadores, sino para denunciar las causas que originan la violación de ellos; pero también para combatir la política de doble intención, como ocurre en la educación, que se ha colocado en el banquillo de los acusados la figura del maestro, haciendo ver a estos ante la opinión pública como los principales y únicos responsables de los bajos niveles de preparación de los estudiantes, sobre todo cuando pertenecen a las escuelas públicas, y que por eso es necesaria la evaluación, que es una evaluación para juzgar, no para remediar las deficiencias. |
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