Juárez y el estado laico

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MAR
25
2019
Teodoro Barajas Morelia, Mich. Benito Pablo Juárez García ocupa un elevado sitial en la historia de México, aquella teñida del bronce, la misma que tiene una dosis metafísica aunque también revela la visión de estadista en horas aciagas en medio de una nación que consolidaba su independencia ante las amenazas y embates de potencias extranjeras en una franca polarización interna. Liberales versus conservadores.
El presidente nacido en San Pablo Guelatao Oaxaca, ha sido héroe y figura señera inspiradora del antiguo régimen y del actual; no es propiedad de partido alguno, para criticar su obra habría que analizar a detalle el ámbito temporal que le correspondió vivir.
Dos cosas adquieren relevancia en su tiempo y el actual: la austeridad republicana así como la creación del estado laico como producto neto de la Reforma iniciada en 1857.
En los últimos sexenios no se experimentó la austeridad, al contrario, lo que se padeció fue el derroche a manos llenas, la ostentación y el boato en gobiernos que se comportaron como imperios. Honraban a Juárez en el discurso aunque en su praxis lo encajonaban en el olvido.
El estado laico fue menoscabado desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari con las reformas constitucionales, como la del artículo 130. Qué decir del comportamiento del ruidoso ex presidente Vicente Fox que, ignorante de la historia y del derecho, hizo una genuflexión pública ante el Papa. Diversos alcaldes cada vez ignoran la tesis y funcionamiento de la laicidad.
El estado laico no es antirreligioso, es decir no es lo que pretendió forjar Plutarco Elías Calles que nunca ocultó su desdén a los asuntos eclesiales, es el que garantiza la libertad de culto sin la intervención de ninguna iglesia en asuntos del poder temporal. El estado laico, en opinión de diversos estudiosos del derecho es la mejor opción para una convivencia armónica.
Benito Juárez hizo una gran aportación al marcar la separación iglesia-estado porque la libertad no puede estar sometida a las verdades reveladas fruto de los dogmas religiosos. Por cierto el mandatario Juárez además de ser católico practicante fue masón iniciado en una logia del Rito Nacional Mexicano.
Es pertinente revisar la obra juarista que estuvo salpicada de claroscuros, contó con el respaldo de las inteligencias más sobresalientes de su época, un equipo de personajes que figuraron en distintos campos del saber: Melchor Ocampo, Porfirio Díaz, Ignacio Zaragoza, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto y Manuel Payno, por citar nombres que dejaron una destacada biografía.
Durante un buen tramo de su gobierno prolongado enfrentó la Guerra de Reforma, la intervención francesa y el Segundo Imperio en el que destacara el emperador Maximiliano, un hombre con ideas renovadoras aunque sin oficio y dueño de una evidente frivolidad como lo consignan diversos textos como lo podemos leer en el libro Juárez, la rebelión interminable de la autoría de Pedro Salmerón.
Un asunto es criticable a Juárez en su tiempo y el nuestro, su apego al poder. Porfirio Díaz se rebeló por su pretensión a la presidencia con una bandera que luego sería usada en su contra por el presidente Francisco I. Madero: sufragio efectivo, no reelección.
Benito Juárez es un referente con sus virtudes y defectos, señalamos que un par de acciones fueron destacadas y tienen vigencia, la austeridad republicana y el estado laico en un México polarizado.


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