Después de su misa y de oraciones que todos sus seres queridos hicieron por su alma, el féretro donde descansaba el cuerpo del comandante Mario Bautista Ramírez fue subido a una carroza fúnebre, la cual avanzó en una caravana de vehículos (en los que iban familiares y amigos) por el Libramiento Independencia, para enseguida dar la vuelta por el estacionamiento de las oficinas de Policía y Tránsito, siendo escoltada por motociclistas de vialidad estatal que eran encabezados por el hijo del ex mando policiaco, el oficial Julio Bautista.

Minutos antes de las 14:00 horas de este sábado, el contingente salió de un panteón particular ubicado al sur de esta capital, instante en que las sirenas sonaron y los códigos azules y rojos de las moto-patrullas destellaron, esto en honor al amigo Mario, el policía.

Su trayecto comprendió el pasar frente al edificio de la Policía que en otrora fuera como el hogar de Mayito, como señal de que jamás dejó de amar a su carrera, que él mismo aceptó en vida: "Tiene sus encantos y sus sinsabores".

Bautista Ramírez dejó en claro que siempre fue un elemento forjado desde la tropa, pues en cada operativo acompañaba hombro con hombro a sus hombres, nunca los dejó solos y predicó con el ejemplo, púes sabía que si la palabra convence el ejemplo arrastra.

Su hijo, Julio Bautista iba al frente de los motopatrulleros, escoltando a su máximo jefe: su padre, a quien condujo con la frente muy en alto hasta su última morada, donde Mayito fue sepultado con mariachi y en medio de incontables aplausos "Viva Mario Bautista", gritaron los presentes para demostrar que el hombre muere, pero la leyenda nace.