La falsa contradicción entre derechas e izquierdasRedaccion IMNoticias, 04/11/2025
Morelia, Mich.
La violencia criminal que asuela al país y que está causando profundos daños morales, espirituales, físicos, económicos, sociales y políticos a la inmensa mayoría de la población no admite reduccionismos. El hecho está ahí, como el elefante en la sala, con toda su inmensidad ominosa; y con él no han podido los sexenios pasados y tampoco los dos últimos.
De la sacudida que ha dado a todo el país el asesinato de Carlos Manzo, con un alto costo político para el gobierno federal, podría pensarse que la respuesta oficial vendría acompañada de una actualización del diagnóstico de la inseguridad; que tendría que reconocer, que no obstante haberse distanciado de la infame estrategia de "abrazos y no balazos", los resultados son aún pobres y que los capos y sus clanes siguen operando a sus anchas; y que más que corretearlos lo que hace falta es destruirlos y recuperar territorio por territorio.
La obstinación narcisista que lleva al oficialismo a creer que son dueños de la verdad, que su verbo es el absoluto y que por consecuencia sus palabras son sagradas y verdaderas más allá de la realidad, es un pasaporte hacia el fracaso y a la derrota.
La tentación del pensamiento único, ese que marea a algunos gobernantes ideologizados y que se edifica con la creencia de que son la encarnación del "pueblo", y que por esa razón no escuchan a nadie más, que repudia la diversidad y rechaza el diálogo con los otros y niega el consenso, como la base para la construcción de políticas públicas, es el pilar más frágil de ese paradigma de gobierno.
Por eso el abordaje de las crisis derivadas de la inseguridad, de la economía, de la corrupción, de los productores de maíz, de la salud, la hacen desde un yo político inflado que se asume como el pueblo, como el todo, y desde esa altura no ven más que enemigos. No pueden ni quieren ver que se trata de sufrimientos que duelen a millones de personas.
Cuando desde el oficialismo se encajonan las crisis en la visión maniquea de izquierdas y derechas, en el fondo están negando la autenticidad del fenómeno y por ello dan palos de ciego sin poder resolver las causas que los originan, creen que acusar, denostar y destruir a las derechas resolverá las crisis. Están equivocados.
Es curioso, a quien más daña este esquema explicativo de izquierdas y derechas es al oficialismo. El quiebre de la credibilidad que se ha venido dando en los últimos meses ya no genera sincronía, ya no confunde tanto. La crudeza de las crisis es tan poderosa que esta narrativa solo profundiza más el desencanto y el repudio.
Para la sociedad, en los días que corren, el problema no es la contradicción entre izquierdas y derechas, el problema es la contradicción entre la sociedad mexicana, (diversa, plural, trabajadora, creadora) y sus verdaderos enemigos: los cárteles del crimen organizado y sus aliados políticos que nos asesinan, nos desaparecen, nos secuestran, nos extorsionan, nos roban, nos amenazan.
Es entre la sociedad que se esfuerza por vivir en paz y libertad y los malos funcionarios públicos, de todos los partidos, que son sus cómplices, los protegen, son sus socios, se corrompen y no cumplen con la función para la cual se les eligió y les pagamos.
A los cárteles del crimen les importa un cacahuate si sus aliados o sus victimas son de derechas o de izquierdas, si son independientes, ateos o creyentes, si son ricos o pobres. Su pragmatismo criminal les permite tener entre sus filas, lo mismo a políticos de izquierdas que de derechas; como lo mismo asesinan o extorsionan a ricos que a pobres. Nuestra clase política da para eso y más.
La cuestión de derechas e izquierdas es una falsa bandera. Es el camuflaje perfecto atrás del cual se puede ocultar la actuación de las bandas criminales. Mientras los políticos se disputan con adjetivaciones de derechas e izquierdas, que solo generan odio social, se deja de hablar y de combatir a los criminales. Hoy se habla más de esa falsa bandera que de la culpabilidad y brutalidad de los criminales. ¡He ahí la trampa!
Si se observa bien el pretexto para esa falsa bandera todo es porque los políticos hablan de la crisis criminal, lo que es un absurdo. Todo mexicano, y por consecuencia lógica, todo político tiene el derecho y deber de hablar, de opinar, de actuar frente a todo fenómeno público, eso es normal en toda república democrática. Solo en los totalitarismo de pensamiento único se persigue y se calla a quienes osan externar una opinión sobre los asuntos públicos.
Durante décadas los mexicanos luchamos para derribar los autoritarismo que exigían e imponían silencios, que impedían o limitaban la libertad de manifestación, que repudiaban el diálogo, que anatemizaban a los que pensábamos diferente. No podemos regresar a los 60 del silgo pasado.
Debemos salir a derrotar al enemigo verdadero, al enemigo común de los mexicanos de bien: a los criminales y a sus aliados en los tres niveles de gobierno. Esta es la contradicción que supo ver Carlos Manzo, de esa lucidez se derivó el apoyo popular que ganó en Uruapan, en Michoacán y en todo México.
México se está sacudiendo la creencia en ese falso esquema mecánico entre derechas e izquierdas que tenía enajenada la conciencia de muchos, que hasta ahora ha ocultado la verdadera contradicción que nos agobia, entre la vida y la muerte, entre sociedad libre y esclavismo criminal; entre sociedad civil y políticos corruptos e ineptos. Eso es lo que están viendo los jóvenes, eso ven los pobladores en las colonias, eso es lo que ven los campesinos en la sierra. Por eso las movilizaciones de ahora y de las que vienen.