¿Lumínico?... hipnótico final
IM Noticias, 26/11/2012

¿Lumínico?... hipnótico final
Morelia, Mich.

Epílogo de complejidades sonoras. Líneas horizontales, verticales, ondas aéreas y subterráneas. Del escenario a los sentidos del público. Sin más trámite que asistir a una convocatoria de sinestesia al cien. Variables audiovisuales. Disparos continuos al subconsciente. Imágenes para repensar lo que el ojo mira. Sonidos de hilaridad hipnótica.

Culmen del Festival de Música de Morelia "Miguel Bernal Jiménez", ahora sí, el último que cierre la puerta. Final de finales en el patio central de Palacio Clavijero de la ciudad de Morelia. Cantera dispuesta para la conjugación verbal de música electrónica y acústica con instrumentos de aliento y de percusión, con el video en tiempo real, la difusión y especialización sonora, la poesía, la fotografía y la iluminación.

Integración sin interrupciones que deja al espectador, valga la redundancia, a la expectativa, anclado en el asiento, sin saber primero por dónde va el asunto… rostros mezcla signos de interrogación y puntos suspensivos.

Y es que quizá a la primera no sea muy fácil entrarle a la propuesta de Rodrigo Sigal, Alejandro Escuer y José Luis García Nava, juntos por nombre Ónix Ensamble; pero con el paso de los minutos, si uno tiene ganas de introducirse al camino trazado desde el primer arpegio, desde la primera imagen en alta definición o distorsionada, se abre una especie de micro Aleph comunitario. ¿Se ven y se escuchan todas las cosas o es sólo una extraña perturbación del cotidiano?

Senderos sonideros, flautas como si frotáramos periódico sobre cristal, vientos, senderos de vientos en el cruce de caminos, pájaros, rostros de hombres, frío, pompas de jabón enormes, tierra, fuero, mar ignoto, aliento al infinito… Todo. Quien no crea puede corroborarlo con alguien que haya asistido al programa Lumínico.

Sí, nos confirmará alguien, yo estuve allí y esa simbiosis me dejó siendo otro, muy otro, aunque a ciencia cierta no sepa bien qué sucedió.

Última propuesta para la crónica de un Festival de Música de Morelia rico en exploración, contundencia, propuesta alternativa y reafirmación de la maestría.

Ahora sí, que alguien traiga la llave para cerrar la puerta.