Música igual a poesía: igual a cuarteto de LeipzigRedacción IM Noticias, 23/11/2012
Morelia, Mich.
Alguna maestra por ahí de la infancia, consideraba que escribir poesía era cumplir con los requisitos funcionales y de inquebrantable estructura: la rima, la métrica, la intensidad, las figuras literarias, los versos, los estilos, la estética, etcétera.
Más aún si se trataba de la teoría del soneto, se escuchaba entonces por todo el salón: "dos cuartetos y dos tercetos, endecasílabos de rima consonante", y en seguida un bla, bla, bla, parecido al sueño de los justos. Resultado, los alumnos hechos piedra frente a la incapacidad de transformar el encuentro con las palabras en magia, en disfrute y placer.
Sor Juana Inés de la Cruz escribió que "la poesía es el rótulo del silencio", una manera impetuosa de combatir la nada antes de callarnos, sin más destino que el vacío. Cada poeta, escribió Octavio Paz, tiene su propio ritmo respiratorio, porque el ritmo, más que la medida, es visión del mundo.
En ese trámite cautivador que puede generar la palabra poesía, se tradujo este jueves en música gracias al Cuarteto de Cuerdas de Leipzig, que se presentó en el Palacio Federal de la ciudad de Morelia bajo el auspicio del Festival de Música de Morelia "Miguel Bernal Jiménez".
¿Quién dijo sueños? Si bien, esta crónica abrió con la referencia escolar, fue porque sucedió precisamente lo contrario, se trataba de poner la oreja y los sentidos para conseguir de inmediato una combustión interna, un paraje ensoñador propicio para irse lejos. Sin contar versos, sentirlos a través del par de violines, la viola y el violonchelo.
Exigir nada, exquisitez absoluta, interpretación magistral. Y mirar al cuarteto parece un lujo, un lujo fácil porque lo hacen parecer sencillo.
Sencillo sonó el Cuarteto de cuerdas en Re mayor KV 499 de Wolfgang Amadeus Mozart, el Cuarteto para cuerdas en La menor D 804 "Rosamunde" de Franz Schubert, y el Cuarteto para cuerdas en Si bemol mayor op. 67 de Johannes Brahms.
¿Algo más? Rotunda la apuesta para un público que saturo el recinto moreliano y que salió de allí con algo más que las buenas noches.
Los poetas de las cuerdas: Stefan Arzberger, primer violín; Tilman Buning, segundo violín; Ivo Bauer, viola; y Matthias Moosdorf, violonchelo.
Justicia auditiva transparente y nítida. De esas ocasiones que algo sucede, algo se mueve en el interior y hay que procesarlo con los días. El arte es así, convoca y deja cosas nuevas en las mujeres y los hombres.