Con aplausos, sonrisas y muchas emociones, la Orquesta Sinfónica de Michoacán (Osidem) cerró su temporada de conciertos didácticos con una función especial dedicada a las niñas y niños, en el marco del Día de la Niñez. Más de 2 mil estudiantes de primaria y secundaria, de 21 escuelas, vivieron una experiencia inolvidable en el Teatro Melchor Ocampo, durante cinco presentaciones a lo largo de abril.



El director artístico de la orquesta, Enrique Arturo Diemecke, destacó la respuesta del público infantil en cada presentación: "Las niñas y los niños estaban atentos, se divertían, participaban. Aunque no se dediquen a la música, lo importante es que aprendan a disfrutarla y a sentirla. La música es alimento para el espíritu".



Durante el concierto de clausura, la Osidem interpretó obras de reconocidos compositores como Gerónimo Giménez Bellido, Rossini, Borodín, Grieg, Copland, Revueltas y un festivo Popurrí Michoacano, de Armando Granados, que coronó la jornada con entusiasmo y orgullo por las raíces culturales del estado.



"La música es ritmo, emoción, historia e imaginación. Desde pequeños debemos tener contacto con aquello que nos nutre. Hay que pedir a mamá o papá que nos pongan buena música, es un regalo que se queda para toda la vida", expresó Diemecke, subrayando el valor formativo del arte sonoro desde la infancia.



La Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) sigue apostando por la formación de nuevos públicos y la creación de experiencias que despierten la sensibilidad y la imaginación desde la infancia. Porque en Michoacán, la música también es tema de niñas y niños.