En su visita al Centro de Readaptación Social (Cereso) No. 3 en Ciudad Juárez, Chihuahua, el papa Francisco llamó a romper el círculo de la violencia y la delincuencia, del cual los presos son síntoma y no el origen de una sociedad con problemas de enfermedad.
Tras acceder, recorrer y bendecir la capilla manufacturada para el evento al interior de la cárcel, el pontífice sostuvo un encuentro con cientos de personas, entre reos, celadores y personal del lugar.
El pontífice saludó a 20 mujeres y 30 hombres elegidos por su buen comportamiento en el penal, quienes le entregaron diversos obsequios.
"Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra preocupación: la vida de las personas, sus vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de violencia", criticó.
Estas palabras las dio el jefe del Estado vaticano durante su encuentro con reclusos, sus familiares y trabajadores del Cereso No. 3, donde también escuchó la experiencia de vida de Evelia Quintana Molina, interna del reclusorio.
"Luchen desde acá dentro para revertir las situación que causan más exclusiones".
El sumo pontífice de los católicos aseguró que la seguridad no se consigue encarcelando, sino rehaciendo la vida de cada uno, por lo que los reclusorios deben de rehabilitar a las personas para la reinserción social.
Para solucionar el problema de la violencia, añadió, se tiene que fomentar la salud social, lo cual quiere decir que desde las calles, las escuelas, las plazas y los hogares se genere una cultura de prevención contra la violencia.
"La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sólo algunas medidas".
El obispo de Roma recordó que en este año de la misericordia, Jesús invita a todos a recomponer el camino, sin importar lo que hicieron, y tratándose de los encarcelados no se trata de quedar presos en el pasado, sino de creer que las cosas pueden ser diferentes en el futuro.