Con el vaivén de la cotidianidad nuestros abuelos han quedado olvidados, siendo que nuestros antepasados nos enseñaron amar a nuestros ancianos, ya que en ellos se les atribuye la sabiduría que orienta a los pueblos.
Por ello, en un gesto desesperado de recuperar parte de nuestra esencia humana, los reporteros organizaron una convivencia con los abuelos del Asilo "Miguel Hidalgo" en homenaje al conocimiento y la experiencia que emanan en cada historia que cuentan desinteresadamente.
En entrevista, Cristina Oseguera de Solís, jefa de departamento del Asilo, informó que son 44 viejitos los que viven en la casa, de los cuales 22 son hombres y 22 mujeres, algunos de ellos ya no pueden salir y los que aún están en condiciones de viajar tienen la oportunidad de convivir con el exterior.
Explicó Cistina que hay 15 adultos mayores que no tienen familiares, de ahí que el DIF Municipal se encarga de su manutención, así como de su atención médica; en el caso de las personas que tienen los medios económicos pagan solamente una módica cuota.
Pese al abandono y la indiferencia de la sociedad, para los abuelos no ha sido una limitante para disfrutar la vida, pues en la casa Miguel Hidalgo han podido conocer amigos y hasta tener un romance otoñal.
"Hay una pareja que se casó en esta casa y por ahí hay dos parejas que andan de novios", comentó Cristi.
También está la peculiar historia de nuestro compañero José Antonio Villalobos, periodista, quien aún ejerce la profesión y que desde este año se asiló en la Casa de los Abuelos; desde entonces se ha convertido en el vigilante de sus compañeros.
Con tamales, atole, avena, pan de leña y gelatinas celebraron los abuelos la víspera de navidad; no pudo faltar la música porque les gusta bailar danzones y cumbias, pues es el sabor de la vida, dijo un abuelo bailarín. Y antes de que se retiraran a sus actividades, los abuelos recibieron una bufanda con mensajes de amor que los compañeros plasmaron en tarjetas.
Por lo anterior, agradecemos a la colaboración de Sinuhe Contreras, Norberto Domínguez, José Maldonado, Julio César Maicotte, Rosa María Sánchez, Rafael Silva, Verónica Torres y José Antonio Zamudio. Todos ellos respondieron desinteresadamente al llamado de la generosidad, dejando así muestra de que aún existe esperanza para nuestra sociedad dormida.