Se aprestan a sepultar a otro de sus muertos
Ignacio Martínez y Julio César Maycotte, 20/04/2012

Se aprestan a sepultar a otro de sus muertos
A lo lejos se escuchan las campanas del templo de Cherán, decenas de familiares y amigos se arremolinan alrededor del féretro de Santiago, un hombre bueno dicen todos, un hombre que era ejemplo de padre de familia, de buen esposo, que asistía cotidianamente a misa, que ayudaba al templo, que se dedicaba formalmente a producir velas junto con su esposa, un hombre que sin que existiera una recompensa económica fue de los primeros que asistió hace casi un año al cerro a realizar labores de reforestación, cuando el peligro era inminente, cuando las emboscadas eran comunes, cuando acercarse al bosque era acercarse a la muerte.
Santiago como muchos de los hombres valientes de Cherán hace dos días finalmente encontró a la muerte, salió temprano de su casa a trabajar, a preparar la tierra para la inminente temporada de lluvias y con ellos el inicio de la reforestación, almorzaba con sus compañeros cuando súbitamente fueron masacrados, les dispararon desde varias direcciones y ahí perdió la vida.
Su viuda llora afligida la partida de su hombre con la incertidumbre de que será su vida a partir de ahora, pero sobre todo preguntándose a ella y sobre todo a las autoridades hasta cuando el clima de terror en los bosques de Cherán.
Cuando el sol esté en lo alto, Santiago se le ofrecerá una última misa y despúes su cuerpo será depositado en el panteón de Cherán.