DIC 022013 El presidente municipal de Tzintzunzan, José Gerardo Villagómez Calderón, reconoce haber recibido amenazas de muerte por lo menos en una ocasión, sin embargo, todavía considera que su región sigue siendo una de las más tranquilas del estado de Michoacán al no mostrar signos evidentes de infiltración de las organizaciones delictivas. "Yo he sido víctima de llamadas, de amenazas para que deje el cargo y deposite dinero, que le van a hacer daño a mi familia pero son normales, sabemos que es un riesgo y debemos correrlo, pero de ahí en adelante todo está tranquilo", exhibió. Aclaró que los autores de las llamadas no se identificaron plenamente como miembros de determinada agrupación delictiva, sin embargo, se ostentan como capaces de ocasionar daño en caso de no satisfacer sus exigencias. El edil asume que este tipo de situaciones ya son comunes y "normales" en varios de los municipios, por lo que no ha considerado la necesidad de solicitar apoyo al Gobierno del Estado de Michoacán en materia de seguridad. "Yo siempre ando con una o dos personas y son compañeros de trabajo, me siento tranquilo y no tengo ningún temor de que alguien atente contra mi, pues sabemos que es un riesgo como cualquiera lo corre pero no hemos pedido seguridad especial", explicó tranquilo. Lamentó el reciente asesinato de su colega Ygnacio López Mendoza, presidente municipal de Santa Ana Maya, a quien califica como un luchador incansable por el bienestar de su gente. Villagómez Calderón asegura que los temas relacionados con amenazas y extorsiones comúnmente son omitidos durante las reuniones de trabajo sostenidas por los presidentes municipales. "Es muy poco lo que se platica de estos casos, casi siempre es la gestión, el pago a tiempo de los recursos para las obras y en cuanto a seguridad pues eso si no son temas que se tratan así muy seguido, si a caso fue una vez donde pues se habló de la inseguridad normal, de la de la delincuencia, pero así en específico es poco el tiempo que se toma en este tema", refirió. Aseguró que los comerciantes asentados en Tzintzuntzan, artesanos en su gran mayoría, no se han quejado abiertamente del cobro de cuotas y extorsiones directas. Considera que la región podría resultar poco atractiva para los grupos del crimen ya que no se cuenta con industrias ni grandes negocios. "Es un municipio muy tranquilo y pequeño con 13 mil 600 habitantes, la vocación es turística y los delitos son los mínimos como los borrachitos, no tenemos ningún problema en cuanto a eso; sólo hay extorsiones telefónicas y a muchas personas les han hecho depositar tres mil, cinco mil o 10 mil pesos y yo he sido víctima de las llamadas", concluye. |