NOV 292013 Luego de la emboscada que sufrieron policías federales en la carretera Apatzingán-Cuatro Caminos, a la altura de los poblados de Las Yeguas y San Antonio, en esta demarcación, en el lugar de los hechos ya sólo quedaron los estragos de la batalla: Un autobús de pasajeros completamente calcinado donde viajaban los oficiales agredidos, dos de los cuales murieron y al menos 15 que resultaron lesionados; todos ellos se retiraban de esta ciudad de Apatzingán para ser relevados, narró un agente que vivió el atentado, con quien se dialogó durante un recorrido por la zona. En la desviación a San Antonio quedó el ómnibus quemado, a una orilla del camino que va rumbo a Nueva Italia, mismo que la gente comenzó a "desmantelar" para vender sus partes inservibles como "fierro viejo", para así sacar una "lanita". "En el suelo está la chamarra de uno de los pasajeros, ahí se quedó y también un tenis quemado", dijo uno de los pobladores, quien apurado quitaba algunos metales, aún humeantes, del esqueleto del vehículo del servicio público donde iban los federales, al cual se subió un niño que jugaba a manejarlo: "Quítense o los atropello", decía el chamaco. A unos cuantos metros del autobús estaba una camioneta pick-up también calcinada; al parecer al momento de la emboscada ésta fue atravesada en la cinta asfáltica para cerrarle el paso a los elementos de la Policía Federal (PF) y así "rafaguearlos". "Escuchamos por los radios cuando dijeron: ?Duró contra los azules, ¡Acábenlos!'", platicó el oficial que tuvo una breve charla con este medio informativo, durante la cobertura periodística hecha en esta región, quien agregó: "La mayoría ya iba desarmado, salía franco (de descanso) para ir de vacaciones con su familia". Y después de la balacera, la circulación vehicular volvió a la normalidad, aunque como de esperarse, con más presencia de soldados y federales. Un retén de la PF fue colocado cerca del crucero de Cuatro Caminos, donde se revisaban algunos automotores sospechosos, primordialmente los de reciente modelo o muy lujosos, mientras que arriba de un puente peatonal dos oficiales vigilaban desde las alturas. "Hay muchos patrullajes, soldados y federales de aquí para allá, nos sentimos seguros, pero a la vez nos preocupa quedar en medio de una balacera", refirió un habitante de esta población, mientras despachaba en su negocio de nieves. Acahuato se alza en armas En todo este panorama, Acahuato fue tomado por miembros del autodenominado "Consejo Ciudadano de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán", quienes cuidan la entrada del pueblo detrás de una barricada, a la espera, dicen ellos, de un inminente enfrentamiento. En dicha comunidad se aprecia una tensa calma, tal vez por el temor precisamente de que ocurra un tiroteo, pero la gente trata de vivir con normalidad, van a la tienda, a tomar un licuado, a desayunar, a dar una vuelta por la plaza o a visitar la iglesia, para orar y pedirle a Dios y a San Santiago Apóstol, santo patrono del templo, que todo esté bien. Piedras sobre la carretera son la primera imagen que hay antes de llegar a Acahuato, una más de las localidades que ahora son ocupadas por los guardias de autodefensa, mismas que suman 58, de acuerdo con autoridades federales. Igualmente ya son siete municipios donde hay presencia de este grupo de personas (Tepalcatepec, Buenavista, Coalcomán, Apatzingán (parcialmente), Chinicuila, Tancitaro y Aguililla), algunos de ellos que aún se llaman así mismos "comunitarios", aunque el Gobierno ha rechazado este termino porque dice que "no están regidos por las leyes de Usos y Costumbres". A la par de este escenario, cientos de soldados y varios efectivos de la Marina arribaron este jueves a Tierra Caliente, el objetivo: dar seguridad a la ciudadanía y restablecer el estado de derecho, como lo han pregonado varios funcionarios; sin embargo, por los sucesos registrados con anterioridad no se descarta que haya nuevos brotes de violencia, pues la zona está entre balaceras, emboscadas y grupos de autodefensa. |