JUN 012012 La ceremonia de bienvenida, en la grandiosa plaza de la Catedral de Milán, fue una verdadera fiesta. Era una tarde soleada y alegre, con la plaza llena de familias sonrientes y un saludo muy afectuoso del alcalde. Era un clima totalmente distinto al del Vaticano, donde la sombra de la filtración de documentos pesa como un nubarrón. El Papa volvió a sonreír. Decenas de miles de personas salieron a las calles para saludar a Benedicto XVI a su paso en el "papamóvil" y darle una alegría que compense los disgustos de las útimas dos semanas. En su discurso en la plaza de la Catedral, el Papa señaló que la «sociedad del bienestar» se construye a partir de la familia, «que debe ser redescubierta como patrimonio principal de la humanidad, coeficiente y signo de una verdadera cultura a favor de la persona humana». Consciente de que la protección de la familia incluye aspectos políticos y legales, Benedicto XVI invitó a la colaboración entre la cultura "laica" -es decir no creyente, pero tampoco laicista- y la cultura de la fe, "llamadas a cooperar para el bien común". El Papa propuso como ejemplo a una santa muy reciente, Gianna Beretta Molla, fallecida en 1962, "esposa y madre, mujer activa en el ámbito eclesial y civil, que hizo resplandecer la belleza y la alegría de la fe, la esperanza y la caridad". El programa del Papa incluye el viernes por la noche un concierto en La Scala que incluirá el «Himno a la Alegría» de Beethoven dirigido por Daniel Barenboim. En la jornada del sábado, el Santo Padre mantendrá encuentros con los jóvenes que se preparan para la confirmación y con las autoridades civiles, así como una velada nocturna con las familias en el Parque de Bresso, donde se celebrará el domingo la misa de clausura, con la participación de más de un millón de fieles. |