AGO 102013 Cuando un delfín tiene bloqueado alguno de sus sentidos, puede utilizar otros para imitar los movimientos de un humano, según un estudio reciente. A un delfín nariz de botella llamado Tanner se le cubrieron los ojos y se le ordenó que imitara las acciones de una entrenadora que estaba con él en el agua. Cuando Tanner no pudo utilizar la vista para imaginar el movimiento, cambio de técnica: emitió sonidos, escuchó el eco y lo interpretó. Esta capacidad, conocida como ecolocalización, permitió a Tanner copiar los movimientos de la entrenadora, como hacer giros en el agua. El estudio, realizado en el Centro de Investigación de Delfines en los Cayos de la Florida, amplía la información de investigaciones previas en las que se examinó la capacidad de los delfines para imitar a otros de sus congéneres mientras tenían los ojos cubiertos. Para observar si un cambio en el sonido afectaba las acciones que imitarían, los investigadores utilizaron humanos en lugar de delfines para que repitieran los movimientos en el agua. La Dra. Kelly Jaakkola, directora de investigación de ese centro de mamíferos marinos sin fines de lucro, dijo que los investigadores quedaron sorprendidos del recurso de la ecolocalización de Tanner. "Fue más astuto que nosotros", dijo Jaakkola. La experta dijo que los delfines deben decidir cuándo utilizar la ecolocalización "y esa es la solución a un problema". Janet Mann, profesora de Biología y Psicología de la Universidad de Georgetown, que no participó en el estudio, dijo que los resultados no fueron sorprendentes porque lo realizado correspondía a una acción de los delfines en el océano. "Por supuesto que recurrirán a la ecolocalización para conseguir más información. Los delfines tienen que resolver problemas todo el tiempo en la vida natural", afirmó. Agregó que los delfines también recurren más a la ecolocalización durante la noche. Durante una reciente demostración en una laguna cerrada en Grassy Key, una isla de Florida, donde está el Centro de Investigación de Delfines, la entrenadora Emily Guarino llamó la atención de Tanner cuando le preguntó: "¿Estás listo para jugar? Juguemos a investigar". Guarino indicó a Tanner que debía imitar acciones y le cubrió los ojos con tapas especiales de látex. Se mostró a otra entrenadora en el agua una tablilla que le indicaba la acción que debía hacer. Sin que mediara palabra de por medio, esa entrenadora comenzó a hacer trompos en el agua con los brazos cruzados sobre los hombros. Tanner entonces hizo un giro similar. Para el estudio, difundido en internet en la publicación científica Animal Cognition, los investigadores probaron una decena de conductas que Tanner ya conocía, como subir y bajar en el agua, hacer burbujas bajo el agua, nadar impulsándose con la cola, moverse de lado a lado y flotar en el agua. Cada conducta fue probada al azar en dos ocasiones, con y sin las tapas en los ojos, mientras los investigadores grababan los sonidos de ecolocalización submarina. |