ENE 222025 El narcotráfico tiene raíces antiguas. En Asia, el opio era utilizado con fines medicinales y recreativos desde hace miles de años. Durante el siglo XIX, las guerras del opio entre China y Gran Bretaña marcaron un momento crucial en la historia del narcotráfico, cuando potencias coloniales fomentaron su comercio para obtener beneficios económicos. En América, el cultivo de la coca por pueblos indígenas en los Andes data de épocas precolombinas, pero fue a mediados del siglo XX cuando el tráfico de cocaína comenzó a florecer como una industria global. En Europa, la heroína se popularizó tras la Primera Guerra Mundial, extendiéndose rápidamente debido a su accesibilidad y efectos. Desde entonces, la globalización y el avance de las tecnologías han facilitado el crecimiento del narcotráfico, consolidándolo como una actividad sumamente lucrativa. Históricamente, el opio, la cocaína, la heroína y la marihuana han sido las drogas más traficadas. En las últimas décadas, también han surgido drogas sintéticas como el éxtasis, las metanfetaminas y el fentanilo, que presentan un desafío adicional debido a la facilidad de su producción en laboratorios clandestinos. Sin embargo, el tráfico de sustancias psicoactivas no es el único; a lo largo de la historia también se han traficado bienes como alcohol durante la prohibición en Estados Unidos, así como tabaco y medicinas controladas. Es importante reconocer que el poder corruptor del narcotráfico es enorme. Los márgenes de ganancia que deja son inimaginables para el común de los mortales. Y debe de ser así, para que tantas personas decidan literalmente venderse hasta sus últimas consecuencias con tal de obtener una parte en el enorme pastel de las ganancias ilícitas, sin que les importe el dolor y la ruina que ocasionan con sus acciones. ¿Que la expectativa de vida de un narcotraficante es corta? , pues ellos apuestan a que serán la excepción, y si acaso no es así, pues para eso se hizo el dinero, para gastarlo, y vivir con todos los lujos... mientras vivan. El negocio es gigantesco, con múltiples ramas y tentáculos. Desde la siembra, cuidados, recolección, transporte, distribución etc. Nada de pequeños inversionistas o aficionados. Todo está fuertemente estructurado, y los escalones se ganan y cuidan con criminal determinación. Un negocio de este calibre no se monta de la noche a la mañana, requiere de una gran cantidad de recursos humanos y materiales, contactos diversos, apoyos y padrinos en múltiples niveles. Se necesitan abogados, jueces "a modo", hombres de negocios dispuestos a servir de tapadera, banqueros de elástica conciencia, políticos corruptos y un largo etcétera. Hoy en día, el narcotráfico es un problema global. Las redes de tráfico operan en todos los continentes, utilizando tecnologías avanzadas para evadir controles y adaptarse a las medidas represivas de los gobiernos. En América Latina, países como México y Colombia siguen siendo epicentros de producción y distribución, mientras que Estados Unidos y Europa son los principales mercados consumidores. En Asia, el "Triángulo Dorado" (que incluye partes de Myanmar, Tailandia y Laos) y Afganistán son conocidos por la producción de opio y heroína. Europa, aunque no es un gran productor, desempeña un papel clave en la distribución de drogas sintéticas. En África, el narcotráfico ha crecido en los últimos años, utilizando el continente como ruta de tránsito hacia Europa. Reconocer la existencia del problema es el primer paso para erradicarlo o al menos controlarlo. Diversos enfoques se han implementado para combatir el narcotráfico, aunque con resultados mixtos. Las estrategias tradicionales, basadas en la erradicación de cultivos y la militarización, han demostrado ser insuficientes. Otras como legalización, educación, rehabilitación y cooperación internacional han sido insuficientes. Eso es una realidad. En conclusión, el narcotráfico es un fenómeno complejo y su erradicación total es un objetivo utópico. Aunque su eliminación total es improbable, es posible avanzar mediante medidas integrales y colaborativas. La clave radica en entender que el narcotráfico no es solo un problema de seguridad, sino también un síntoma de problemas estructurales que requieren soluciones profundas y sostenibles. Es cuanto. Alejandro Vázquez Cárdenas |
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