MAY 102015 Ese último detalle de sintonía ponía fin a un intenso encuentro de 55 minutos, uno de los más largos del pontificado, que tuvo un carácter muy cordial según el portavoz del Vaticano. Era la segunda visita de un presidente desde la realizada por Fidel Castro a Juan Pablo II en 1996. Ante de subir al automóvil, Raúl Castro comentó a un pequeño grupo de periodistas: "Estoy muy contento. He venido a agradecer lo que ha hecho para empezar a resolver los problemas de Estados Unidos y Cuba". Dijo también que le había transmitido el afecto del pueblo cubano, que espera con gran ilusión su visita del próximo mes de septiembre, precisamente de camino hacia Estados Unidos. El encuentro en el pequeño estudio del Papa había sido cordial se notaba ya que cuando ambos pasaron al salón contiguo para que el intercambio de regalos. El presidente ofreció al Papa una histórica medalla del 200 aniversario de la catedral de La Habana, de la que se hicieron sólo 25 ejemplares, y un cuadro de estilo contemporáneo que representa un inmigrante rezando arrodillado en la playa ante una cruz hecha de pateras. El Santo Padre regaló a Castro un ejemplar de su exhortación apostólica "La Alegría del Evangelio", animándole a leerla porque "algunas cosas sociales le gustarán". También le regaló una medalla grande "de san Martin de Tours y el mendigo al que cubre con el manto", explicando que le gustaba regalarlo a los mandatarios porque recuerda la obligación de ayudar a los pobres y, al mismo tiempo, promover la dignidad. Raúl Castro estaba feliz al presentarle a cada uno de los miembros de la delegación oficial, incluyendo "mi hijo más joven" y "mi nieto el mayor", mientras comentaba orgulloso que "ya soy bisabuelo". Le presentó también a los ayudantes, añadiendo algunos comentarios informales como "ésta es la secretaria del Canciller. Muy efectiva, estoy por quitársela". En cuanto el automóvil del mandatario cubano se alejó, el Santo Padre pidió también a los periodistas "rezad por mí", e incluso bromeó añadiendo a modo de disculpa: "Están trabajando... ¡Les he arruinado el domingo!". Estaba claramente satisfecho y muy contento. |