OCT 312014 Con ofrendas paradójicamente coloridas, los morelianos se preparan para las celebraciones del próximo 1 y 2 de noviembre, y desde ya, comienzan a honrar a los que "ya no están entre nosotros", a los que "colgaron los tenis", a los que "se llevó la calaca". En los altares, que ya para estos tiempos son de diversos tipos, pues antes eran con determinado número de niveles y cada uno de ellos representaba algo, la gente coloca lo que le gustaba en vida al muertito. Por ejemplo, si era amante del tequila le dejan su botella, si le agradaba el mole le ponen su plato con esta comida y si era muy tragón, de plano le dejan unos 500 pesos para que se vaya a alguna cenaduría. En esta ciudad de Morelia, la Calzada de Guadalupe es donde se colocan varias de estas ofrendas, para que los parroquianos las aprecien y cada quien, en la realización de las mismas, presume un estilo propio para acaparar todas las miradas, en un homenaje a la muerte, que aunque todos le temen, sonríen con ella en este festejo tan mexicano. En tanto, cada vez más personas caminan por las calles de la "ciudad de la cantera rosa" pintadas como catrinas y catrines, dando vida a las huesudas del maestro Posadas, pues a la "flaca" se le respeta y si está guapa, hasta los dientes se le "pelan". Los chiquitines primordialmente se ven felices con todo el jolgorio que rodea nuestro Día de Muertos, mordiendo calaveritas de azúcar y ya también de chocolate, mientras sus padres "sudan la gota gorda" al verlos comer tanto dulce. Lo más bello es que la tradición no muere y aunque muchos celebran actualmente el Halloween, la "tilica" sigue siendo la consentida del publico conocedor, pues si los ingratos se revelan ella sabe que tarde o temprano les llevará velas a su funeral. |