Estado fallido. ¿Qué es?

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ENE
07
2025
Alejandro Vázquez Cárdenas Uruapan, Mich. Desde hace tiempo en algunos textos periodísticos se habla de México llamándolo un Estado fallido. En otras ocasiones el término se limita a designar concretamente a un solo Estado de la república en el cual las cosa parecen no estar funcionando como debieran. Aquí vale la pena recordar algunos detalles.

Hipotéticamente en México, como en muchos otros países , se tiene un conjunto de leyes que reglamentan el desempeño de la sociedad y unas autoridades que velan por sus necesidades y ejercen medidas para prevenir lo previsible. Dichas autoridades tienen por mandato de ley el monopolio del uso de la fuerza para cumplir y hacer cumplir la ley. Concretamente, una de las ineludibles obligaciones que tiene el Estado es brindar seguridad a sus ciudadanos y vigilar que se cumplan las leyes para que exista un verdadero "Estado de derecho".

Eso es en teoría, pero en la practica vemos que en algunos casos las leyes no funcionan como debieran. Las leyes existen, cierto, pero son letra muerta cuando no hay voluntad para aplicarlas, o peor, cuando se da el caso de que una parte de las autoridades está en contubernio con los transgresores.

Recordemos. Un Estado fallido es un concepto que describe a un país cuya estructura gubernamental y funcionalidad han colapsado de manera significativa, al punto de no poder cumplir con las funciones esenciales para su población. Este término, acuñado en el ámbito de las ciencias políticas y las relaciones internacionales, ha ganado relevancia en las últimas décadas debido a la proliferación de conflictos internos y la incapacidad de algunos Estados de mantenerse viables frente a crisis políticas, sociales y económicas.

Los Estados fallidos suelen caracterizarse por altos niveles de corrupción, instituciones débiles, conflictos armados internos y la presencia de actores no estatales que desafían la autoridad gubernamental, como grupos armados o de plano organizaciones criminales poderosas.

El concepto de Estado fallido comenzó a tomar forma a finales del siglo XX, especialmente después de la Guerra Fría, cuando el colapso de regímenes autoritarios en África, Asia y Europa del Este dejó vacíos de poder y conflictos prolongados. Aunque el fenómeno de la debilidad estatal es tan antiguo como la existencia de los Estados mismos, fue en la década de 1990 cuando académicos y organismos internacionales como las Naciones Unidas y el Banco Mundial empezaron a usar el término de manera más sistemática.

Uno de los casos más emblemáticos que popularizó el concepto fue el caso de Somalia en 1991, después de la caída del régimen de Siad Barre. La ausencia de un gobierno central efectivo en Somalia derivó en un conflicto civil devastador y la proliferación de los llamado "Barones de la guerra". Desde entonces, el término se ha aplicado a otros contextos, como Afganistán, Sudán del Sur y Haití.

El futuro de un Estado fallido puede tomar diferentes rutas. Algunos países logran reconstruirse con el tiempo, como es el caso de Ruanda después del genocidio de 1994, aunque este proceso suele requerir liderazgo fuerte y apoyo internacional sostenido. Otros, sin embargo, permanecen en un estado de colapso crónico, como Somalia, que aún enfrenta graves problemas de gobernabilidad.

En los casos más extremos, un Estado fallido puede fragmentarse completamente, dando lugar a nuevas entidades políticas o quedando bajo la administración de potencias extranjeras. Además, la falta de estabilidad en un Estado fallido puede tener repercusiones regionales e internacionales, como el aumento del terrorismo, el narcotráfico y las crisis de refugiados.

Analizando las cosas detenidamente es evidente que México aun no es un Estado fallido, pero esto no quiere decir que no pueda llegar a serlo si se continúa dejando actual libremente a los poderosos cárteles del crimen organizado que, a decir de otros países, ya controlan en mayor o menor grado una buen parte del país, imponiendo autoridades municipales e incluso estatales. Recientemente se ha publicado que el Comando Norte de Estados Unidos (US Northcom) estima que los cárteles del crimen organizado controlan alrededor del 30 al 35 por ciento del territorio mexicano, "en áreas que son con frecuencia ingobernables".

En conclusión, la noción de Estado fallido es un recordatorio de los riesgos que enfrenta un país cuando las estructuras de gobierno se desmoronan o son manejadas por un grupo de incompetentes. Aunque la reconstrucción es posible, se requiere de grandes y duros esfuerzos concertados y sostenidos para resolver el problema.

La lección es que prevenir el colapso de un Estado es siempre preferible a intentar repararlo una vez que ha fallado. ¿estamos a tiempo?

Alejandro Vázquez Cárdenas



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