| SEP 182024 Salvatore, alias Totò, de Palermo al mundo. Una historia de revancha personal y social de un chico que encontró su fortuna gracias al fútbol ya un torneo en particular que le cambió la vida para siempre, y no solo la deportiva. Nos ha dejado a la edad de 59 años uno de los actores principales de la Copa Mundial de la FIFA de 1990, que enamoró a los aficionados italianos y del resto del mundo con su actitud y sus goles, protagonistas de las «noches mágicas» de Italia 90. El héroe de las noches mágicas. «Noches mágicas persiguiendo un gol bajo el cielo de un verano italiano». Todavía hoy, en cada competición internacional, el himno de Italia 90 suena con fuerza en los hogares italianos. Igual como suenan todavía los gritos de alegría por los goles de Totò Schillaci, unos goles perseguidos durante toda una vida y que son el reflejo de quien ha triunfado desde empezando lo más bajo. Una historia romántica, de aquellas que el fútbol nos permite vivir y explicar. Aquel Mundial lo fue todo para Schillaci, independientemente del resultado final de la selección azzurra. La derrota de Italia en semifinales contra Argentina le impidió a Totò ya sus compañeros jugarse el título en el Olímpico de Roma, pero no pudo borrar las emociones que transmitieron a todo el pueblo italiano. "El sueño de todo futbolista es poder vestir la camiseta azzurra de la selección nacional. Nadie esperaba mis logros en aquel Mundial", explicó Schillaci en una entrevista concedida a la Rai. Un sueño que se hizo realidad tras una gran temporada de debut en la Juventus: de la C2 a la Serie B con el Messina y, de ahí, el gran salto a la Serie A con la camiseta blanquinegra. El éxito, fruto del trabajo duro y de muchos sacrificios, llevó a Schillaci al Mundial, aunque en un principio su papel era secundario. |
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