ABR 142019 La exposición "Alemania y su Industria", que desplegó los productos de las 500 fábricas germanas más importantes de entonces en pabellones instalados bajo el edificio de Humanidades y frente a la Biblioteca Central, fue el primer magno evento donde la Ciudad Universitaria fungió como anfitriona. Los diarios de la época estimaron que alrededor de seis mil cajas y paquetes con material para la exposición, que pesaban entre dos mil 500 y tres mil toneladas, fueron traídos al campus central de esta casa de estudios. Para esa tarea se utilizaron siete barcos de vapor que viajaron de Alemania a México. Ya en el puerto de Veracruz, los artículos fueron transportados en cinco vagones de ferrocarril, tres tráileres y una docena de camiones. Ahí venía el emblemático Volkswagen sedán, adoptado en México con el mote de "Vocho". Un auto con nuestras iniciales "Fue la primera vez que vi un Volkswagen, fue en la gran exposición que se hizo en 1954 en la UNAM. Fue precisamente bajo el edificio de Rectoría, estaba ahí. Recuerdo que mi padre me dijo ?mira, este coche tiene las iniciales de nuestro apellido, Von Wobeser', pero yo no se lo creí porque ya tenía edad (10 años) para darme cuenta de esas bromas. Por supuesto que no teníamos un coche con nuestras iniciales", recordó quien fue directora de la Academia Mexicana de la Historia, de 2003 a 2010. Von Wobeser relató que gran cantidad de universitarios usaron en aquella época ese auto, pues era accesible: costaba alrededor de 12 mil pesos. "Era un coche maravilloso. En 1968 hice un viaje por el sureste con amigos, y nos encontramos que en la costa del Pacífico pasó un ciclón que se llevó todo, hasta los puentes, y sólo nosotros pudimos atravesar los ríos porque llevábamos dos sedanes que, efectivamente, flotan", recordó. UNAM en cuatro ruedas Al conmemorarse 65 años de las actividades académicas en CU y del arribo del primer sedán a dicha exposición, la presencia del "Vocho" ha mermado, pero continúa: en el país circulan poco menos de 400 mil, del millón 700 mil que se produjeron en Puebla. La Universidad Nacional incluso adoptó por varios lustros, desde el último tramo del siglo XX, estos autos como integrantes de su parque vehicular de servicio y vigilancia. "Nuestra universidad está ligada al origen de un auto emblemático. Yo tuve varios y muchos años. Hubiera sido bonito conservar uno. No creo que nos haga daño rendirle culto, ¿por qué no?; de hecho reciclar las cosas y componerlas es benéfico". |