OCT 172018 Los países desarrollados sufren mayores daños estructurales ante la presencia de sismos, pero menos pérdidas humanas, en tanto que en los países como México, la falta de conocimiento del territorio, del cumplimiento de los reglamentos sobre uso de suelo y el desconocimiento de la población en materia de prevención de desastres, hacen que los sismos, huracanes e inundaciones cobren un número importante de vidas humanas. Esta conclusión es el producto del diálogo entre investigadores nicolaitas que compartieron sus conocimientos en el Café Nicolaita; Ciencia al Descubierto este miércoles, con el tema "La vulnerabilidad ante desastres naturales". Bajo la coordinación del director de la Facultad de Arquitectura, Juan Alberto Bedolla Arroyo, los investigadores Guillermo Martínez Ruiz, especialista en Restauración de Monumentos Históricos; José Manuel Jara Guerrero, investigador de movimientos sísmicos de la Facultad de Ingeniería Civil y Víctor Manuel Hernández Madrigal, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra, definieron varios conceptos sobre la vulnerabilidad de los humanos ocasionada por un plan de desarrollo urbano deficiente, construcciones que no observan las normas de seguridad reglamentarias, o bien se arriesgan por su propia idiosincracia. La vulnerabilidad ante fenómenos naturales depende de los riesgos que asuman las autoridades locales y los propios ciudadanos cuando no tienen conocimiento sobre el terreno sobre el cual se construye, los materiales y diseño adecuados. Los fenómenos naturales en sí mismos no representan una amenaza de muerte, aseveró José Manuel Jara, ya que en países desarrollados un sismo de la misma intensidad puede ocasionar daños materiales cuantiosos por el número de edificaciones, pero menos pérdidas humanas, mientras que en países pobres son miles de vidas las que cobra un fenómeno de la misma magnitud, por desconocimiento de la reglas básicas para construir un inmueble. Para el restaurador de monumentos arquitectónicos, Guillermo Martínez Ruiz, el conocimiento científico sobre cómo restaurar los edificios considerados Patrimonio de la Humanidad en Morelia, es nulo. Afirmó que no existen especialistas suficientes como para realizar un inventario detallado, "más allá de fotografías de grietas", para prevenir un derrumbe. Es tan complicada y única la estructura de cada edificio de este tipo -explicó- que es imposible determinar reglas generales, se necesita un estudio realizado por especialistas para no sólo "maquillar" la belleza de la Catedral o los espacios de la Plaza de San Francisco o San Agustín, por lo que es imposible diagnosticar hoy si van a derrumbarse en el siguiente sismo. Por otra parte, añadió, las autoridades civiles no están interesadas en restaurar monumentos, el presupuesto se destina a otras cosas, por lo que tanto hacen falta recursos humanos preparados, así como la valoración y conocimiento por parte de los gobiernos para realmente cuidar nuestro patrimonio arquitectónico. El director del Instituto de Ciencias de la Tierra, externó que la vulnerabilidad depende de la responsabilidad de las autoridades y la responsabilidad de los ciudadanos para obedecer las reglas establecidas en cuanto uso de suelos y plan de desarrollo en un territorio. Se otorgan permisos de construcción en zonas de alto riesgo, los ciudadanos construyen con los materiales que pueden y sin la asesoría necesaria para no ser víctimas de una inundación, sismo o deslave, como en el caso de Angangueo -ejemplificó Hernández Madrigal- en donde por la idiosincracia de la gente y pese a que se les dio un nuevo lugar dónde asentarse luego del desalve ocurrido en años pasados, volvieron a construir en una zona susceptible de sufrir otro desastre por inundación similar al anterior. La mesa concluyó que tomar en cuenta a los investigadores en el tema para el trazo de los espacios urbanos en el territorio correcto y la difusión del conocimiento entre los ciudadanos, comenzando por la instrucción sobre riesgos por desastres naturales con los niños de primaria, puede abonar a hacer a la humanidad menos vulnerable ante los fenómenos naturales. |