SEP 152013 La actriz llegó a la Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de Coahuila alrededor de las 19:00 horas, para presentarse en el Foro Artístico de la FILA, donde fue recibida por los aplausos del público presente, luego de una breve semblanza por su carrera en televisión y cine. La actriz prefirió el atril donde estaba el presentador que el sillón amarillo que habían preparado para ella, a falta de un lugar donde colocar el libro del que leería los textos, y manifestó extrañeza al ver a poca gente presente durante su evento. "Poquitos pero qué bien nos la vamos a pasar", comentó entusiasmada antes de comenzar la lectura. Zapata llenó de halagos a Jaime Sabines, expresando su gusto por su poesía y calificándolo como "un hombre lleno de riquezas que ha llevado en alto el nombre de México". La actriz leyó el libro "Uno Es El Hombre" ("un libro muy querido para mí", dijo), que reúne la poesía de Sabines, ilustrado por la obra de José Luis Cuevas y Daisy Ascher, aspecto por el que manifestó agrado la actriz, al llevar la obra de tres artistas diferentes en sus páginas. Y a ellos tres se unió un cuarto: Laura Zapata, quien con su interpretación cautivó a los presentes, transportándolos al mundo de imágenes eróticas y románticas de Sabines. La actriz sorprendió al abrir su lectura cantando "Lento, Amargo, Animal", para posteriormente dejar el canto por la lectura de poemas como "Los Amorosos", "La Cojita Está Embarazada" y "Tía Chofi", recibiendo aplausos del público cuando llegaba al punto final. "En cada poesía se imagina uno a Jaime Sabines", recalcó la actriz claramente conmovida por lo que acababa de leer. Para "¿Qué Putas Puedo?", la actriz remarcó el énfasis en su voz, imprimiendo la justa agresividad que requería dicha poesía, para momentos después suavizar su voz y entonar la canción de cuna "Duérmete, Mi Niño", con la que confesó solía arrullar a sus dos hijos. "¡Tan apasionado, tan fuerte que es!", "es bastante sensual Jaime Sabines", fueron algunas frases que salían de la voz entusiasmada de Zapata luego de cada poesía, llegando al punto en que ya no se detenía a hablar, ni a dar explicaciones, ni decir siquiera el nombre de la poesía, sino que comenzaba a leer, dejando así que Sabines hablara por sí solo a través de su voz, la cual ella moldeaba a la perfección para que se acomodaran las palabras a ese tono apasionado que llevaba implícito. |