Mario Bautista, una vida al servicio de Michoacán

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DIC
21
2013
STAFF IM Noticias Morelia, Mich.
Es imposible hablar de Mario Bautista Ramírez sin mencionar su gran calidad humana, su disposición de servicio hacia los demás, su gran compromiso con la sociedad, su hábito de proteger a la gente como si fuera lo más sagrado que tiene en la vida: su propia familia, esto a lo largo de sus más de 30 años de carrera policial; él es sin duda, la imagen del policía modelo, de esa profesión tan bella, que él mismo acepta tiene sus encantos y sus sinsabores.

Mario Bautista, el policía, el comandante, el director, el jefe, pero sobre todo el hombre, el amigo, el padre, el esposo y el hijo, quien es recordado por muchas personas de distintos estratos sociales por sus grandes hazañas a favor de la sociedad michoacana, pues para muchos es inevitable mencionar que él fue el único que tuvo "los pantalones bien puestos" para hacerle frente a la delincuencia y a los conflictos estudiantiles, que como ahora, eran también incandescentes, tal vez antes aún más.

La seguridad pública es algo que siempre ha corrido en las venas de la familia Bautista, el padre del comandante Mario también fue policía: "Cuando niño, yo estudiaba en el Internado España-México, entonces escuchaba cuando mi papá pasaba por la calle en su moto y a mí me estallaba el corazón de oírlo, quería correr para irlo a ver y siempre quise ser policía, nunca se me quitó esa idea de la mente, pues observaba a mi padre tan gallardo con su uniforme y decía: yo quiero ser así"

Bautista Ramírez comenzó a trabajar en el área de seguridad pública en 1977: "Era policía raso, no había de otra más que entrarle sin ningún conocimiento de nada, sólo era ?unifórmate, párate en un crucero y ponte a trabajar'; después los años dieron cosas buenas, como la apertura de la academia Valente Quintero, que se abrió en 1980 y ésta nos auxilió a la mayoría de los policías para profesionalizarnos y formarnos como tal".

Explicó que más tarde la Policía se dividió en grupos y fue entonces que él llegó como director a nivel Estado, de 2005 a 2009: "Estaba Tránsito, la Policía Forestal, la Policía Montada, la Policía Motorizada e incluso la Policía Cibernética; -cuando fui director- el área de la Secretaria de Educación nos ocasionó muchos problemas, al igual que un sindicato de esa dependencia, teníamos que imponer el orden para poder controlar la ciudad porque todo se había convertido en un caos, por ello queríamos que la población tuviera la certeza de decir que la Policía estaba trabajando, entonces nos vimos obligados a enfrentarnos con los moradores de las casas de estudiantes, con los alumnos normalistas e impusimos el orden, pues incluso estos jóvenes llegaban a agredirse entre ellos, al grado de ocasionarse lesiones de muerte".

Del conflicto estudiantil recordó: "En la carretera, estos jóvenes fácilmente detenían autobuses y bajaban a los pasajeros, sin importarles dejarlos en zonas desoladas; a ellos sólo les interesaba adueñarse de los camiones para trasladarse a la Ciudad de México, a Guerrero y a otras partes del Estado donde tenían sus reuniones, por esta situación inevitablemente teníamos que actuar, porque se afectaban los intereses de personas inocentes que nada tenían que ver en estos conflictos".

En torno a este tema, muchos policías jamás olvidarán cuando Mario Bautista, junto con el ex subprocurador regional de Morelia, Ignacio Mendoza y un piloto de la PGJE, subieron a un helicóptero y solos enfrentaron y replegaron a un gran contingente estudiantil, en la Autopista Siglo 21, que amenazaba con hacer disturbios en la capital del estado y cuyas acciones eran cada vez más radicales, una anécdota que jamás será borrada de la historia policial en Michoacán.

La familia

Para Mario Bautista su familia es lo más querido, son las personas que más le han ayudado para sobrellevar todas las situaciones difíciles que se han presentado en su vida; además, como policía ha tenido que pasar el trago amargo de perder a uno de sus hijos dentro de la corporación: "Mi padre nos sacó adelante trabajando dentro de la seguridad pública, nos pudo educar, en esta área fueron creciendo mis hijos y también tuvieron la misma idea de desarrollarse como policías sin que yo se los inculcara, por eso me siento muy orgulloso de todos, también de mi esposa porque ella, con su esfuerzo, que siempre nos dio aliento, participó también en esta labor de poder ayudar a la sociedad michoacana".

También, añadió: "Desgraciadamente aquí se pierde la vida, sabes cuándo sales de tu casa, pero no sabes cuándo regresas, esto es algo que le sucedió a uno de mis hijos (César Ignacio Bautista Martínez), que en paz descanse y ojalá que nunca sea olvidado ni él ni muchos de los policías que han dado su vida por servir a Michoacán".

Bautista Ramírez manifestó que observa que actualmente hay todavía más problemas en el ámbito de la seguridad pública que en el pasado, con exámenes muy rigurosos a los oficiales que él considera son una buena medida, pero que explica ojalá nunca sean usados con el objeto de perjudicar a los uniformados; también ve una sociedad con una niñez y una juventud dañada por la violencia, pero espera que todo termine pronto y haya un futuro lleno de paz y armonía para los michoacanos.

Igualmente, agradece de corazón para quien lo recuerda, para quien hace buenos cometarios sobre su carrera policial, sobre su desempeño al servicio de la ciudadanía y finalmente mandó un mensaje para los nuevos elementos: "Les diría a todos esos jóvenes que ahora están en las academias, que hagan su labor policial de todo corazón, que lo hagan de verdad, que lo hagan porque así lo sienten, porque así se los pide su ego, que no se desvíen hacia otras cosas para que así su carrera sea bien valorada y siempre sean leales a su corporación y a la sociedad".

Con todo esto, Mario Bautista Ramírez es quizás el último gran director de seguridad pública que Michoacán vio nacer, un ejemplo digno a seguir para los noveles policías, tal vez odiado por algunos, pero sin duda querido por muchos porque entregó su vida por ayudar a la sociedad michoacana.




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