ABR 292024 El español se enzarzó en un partido de voluntad ante el argentino Pedro Cachín, al que despidió por 6-1, 6-7(5), 6-3 en un pulso con dos polos completamente opuestos. Tras firmar un inicio de dominio amplio, dibujando una primera manga en línea recta, el mallorquín se enfrentó a un partido eterno, estirado por encima de las tres horas de juego. Cuando los golpes le abandonaron, dando voz a su adversario al otro lado de la red, el español se resistió a bajar los brazos. "He tenido momentos buenos y momentos no tan buenos", declaró el español durante su entrevista en la pista. "Pero he encontrado la manera de lograr la victoria. En el tercer set, aunque he cometido errores, he sido capaz de ser algo más impredecible. Eso probablemente ha cambiado el partido". Los obstáculos fueron una oportunidad para ponerse a prueba. En Barcelona, una semana atrás, Nadal respondió a un set adverso dosificando el esfuerzo. En Madrid, sin embargo, se empeñó en buscar la solución sin importar el tiempo empleado. El español se resistió a un destino esquivo con todas sus fuerzas, compitiendo una segunda manga en la que levantó dos roturas y anuló dos pelotas de set antes de entregar el desempate. Por encima del marcador, Madrid se reencontró con la esencia de un competidor de talla histórica. La dureza de la segunda manga, principalmente, obligó a Nadal a responder a un dilema: darse por satisfecho o luchar por el partido hasta el extremo. Al optar por esto último hasta conquistar el tercer set, el mallorquín dio un paso más hacia su objetivo: salir de la pista sintiéndose resistente y competitivo. Tras escalar hasta los octavos de final, colocándose entre los mejores del torneo, el español consiguió este lunes algo más que un buen resultado. Nadal se aseguró disputar en la Caja Mágica al menos cuatro partidos, cerca de los jugados en los últimos dos años. La sensación de continuidad a su paso, algo perdido desde hace tiempo, volvió a asomarse tímidamente en el polvo de ladrillo. Si la capital española es una prueba de tolerancia al esfuerzo, el mallorquín sigue acumulando conclusiones en el cuaderno. La mirada de Nadal se colocará de inmediato ante un nuevo desafío. Con apenas una horas de margen para la recuperación, el español disputará este martes los octavos de final en la Caja Mágica ante el checo Jiri Lehecka, un rival nunca antes enfrentado con golpes duros como el acero. El No. 31 mundial, cuya derecha se encuentra entre las más crudas del vestuario, promete ser una prueba de fuego para la movilidad del balear, uno de los grandes caballos de batalla en su reingreso en el circuito. "Veremos cómo me levanto mañana. Tengo que ir día a día, disfrutando el hecho de competir en casa. Es algo que lo significa todo para mí. Tengo que dar lo mejor para seguir soñando. Mañana es otro día para seguir disfrutando ante este fantástico público. Para mí, eso lo es todo". Ahora, el español se asoma a una prueba de fuego: competir en días consecutivos e intentar salir indemne del esfuerzo. |