| ABR 152023 La perseverancia es un arma fundamental sobre la arcilla del Rolex Monte-Carlo Masters. En una jornada marcada por las lluvias Andrey Rublev alcanzó su tercera final ATP Masters 1000, la segunda que firma en el Principado, tras superar un día de paciencia, juego interrumpido y mucho pundonor sobre la pista. El No. 6 del Pepperstone ATP Rankings superó a Taylor Fritz por 5-7, 6-2, 6-3 para terminar de montar su candidatura al trono a orillas del Mediterráneo. En un duelo inédito sobre arcilla en el circuito, detenido durante cerca de dos horas en el corazón del set definitivo, Rublev exhibió una notable capacidad de concentración para inclinar las condiciones a su favor. El sábado recibió a los jugadores con cielos cubiertos, temperaturas más bajas que en días anteriores y, a ambos lados de la red, la presión propia de una semifinal ATP Masters 1000. Un cóctel de circunstancias que convirtió la arcilla del Principado en una tarima pesada como el plomo. "Ha sido muy duro, especialmente ante Taylor", reconoció Rublev. "Había perdido las últimas tres veces [ante él] creo recordar, [incluyendo] las semifinales en Indian Wells. Mentalmente ha sido difícil jugar ante él porque pensaba si tendría [alguna opción]". "He empezado muy bien, me vi con rotura a favor y después me devolvió el quiebre. Sabía que tendría opciones. Al final, fue un gran partido y me siento satisfecho con la victoria". El primer set fue un ejemplo perfecto del vía crucis a atravesar camino del triunfo. Rublev saltó a la cancha decidido a imponer el peso de su derecha, un golpe fortalecido por la humedad de la jornada. El finalista de 2021 consiguió endurecerse con ese golpe llegando a tener rotura de ventaja en tres ocasiones durante el parcial (con rentas parciales de 2-0, 3-2 y 5-4), llegando a servir para cerrarlo. La capacidad de sufrimiento, sin embargo, es un arma que ha llevado a Fritz a la primera línea del circuito. Pese a verse realmente molesto por el vuelo bajo de la pelota, el norteamericano fue capaz de dar respuesta a cada problema en la manga inicial. Taylor aceptó la tarea táctica de la tierra batida, se parapetó en el fondo de pista y logró voltear un set que pareció destinado a favor de su rival. El estadounidense enlazó los últimos tres juegos del parcial para soñar en Montecarlo. Con el marcador como una losa sobre los hombros, apareció la mejor versión de Rublev, dispuesto a seguir siendo un martillo desde el fondo de la pista. Andrey se volcó de inmediato a la conquistar del marcador y su recompensa no tardó en llegar. El pupilo de Fernando Vicente colocó una puerta sobre el rostro de Fritz, levantando una ventaja de 3-0 que esta vez no dejó escapar. |