NOV 222017 Así, Tropicalísimo se rinde a los pies del "Ídolo de Guamúchil" recordando aquellos temas que escapan del género ranchero en su trayectoria y acervo musical. Platicaremos sobre canciones de cualidad tropical en el catálogo de Pedro, intentando mostrar que también la rumba se le daba, y bien. Algo que, por ejemplo, Javier Solís (eterno sucesor de Infante, aunque Vicente Fernández sea señalado como el principal exponente de la música tradicional mexicana y único ejemplar secundario del sinaloense. Recordemos que Javier cantó en el sepelio de Infante), realizó a la perfección interpretando temas de Agustín Lara. Sean pues, bienvenidos a un Tropicalísimo más; agradecemos su lectura y comentarios posteriores. A sus órdenes en arts.art8509@gmail.com Nana Pancha Es a partir de la fusión del danzón y el son montuno, que en Cuba nace el Cha cha chá, ritmo sagrado de la mano del maestro cubano Enrique Jorrín Oleaga. Bajo las notas de este ritmo, Pedro Infante nos deleita en la película Escuela de vagabundos (1954), comedia donde Infante hace gala de sus mejores dotes histriónicas en el ámbito de la comedia. El tema de Nana Pancha, compuesto por Estela Dejosé, es interpretado por Pedro en una secuencia de la ya mencionada película. Lo hace emulando el toque del tambor en unas cacerolas que se encuentran sobre un mueble de cocina, sobre el cual el propio actor da un par de golpes de clave con un cucharón y posteriormente sobre el refrigerador, al unísono con la melodía con claros orígenes afroantillanos. Indudablemente, nos es grato siquiera suponer que un buen disco de mambos y guarachas en la voz de Pedro no habría sonado mal. Danza Sagrada El tópico de la Santería, igualmente de origen afroantillano, también fue tocado en una pieza musical interesante por el sinaloense. El tema Danza Sagrada aparece en la película Angelitos negros (1948), dirigida por Joselito Rodríguez. La canción se ensambla al ritmo del tambor, señalando a Shangó y a Yemayá, deidades principales dentro del panteón Yoruba. Los Yorubas, por cierto, son un grupo etnolingüístico con gran influencia religiosa y hondas raíces en Nigeria. Su música y tradiciones llegan con la colonización en el siglo XVI y la trata de esclavos desde África hacia América, asentando en buena medida su herencia en Cuba, de la cual pasa a México y otras regiones como Brasil o Puerto Rico. Aunque parezca extraño, Pedro Infante (como ya indicamos), habló de santería y elevó plegarías a deidades que, no lo sabremos nunca, quizá desconocía o tal vez, de las cuales era seguidor. Reiteramos, será difícil saberlo. Belén Aunque el ritmo de la melodía no es enteramente tropical, la letra de esta canción, compuesta por Eliseo Grenet, nos permite entablar un diálogo folclórico con la cubanía, con el habla de los afroantillanos. Con tu pasar tan alborota Y tu bemba colorá Y con tus dientes que Son file pa' pinchar Eres mía namá Belén, Belén Porque tienes tú Los ojos así Despabilao, Belen? De igual forma, este tema aparece en la película Angelitos negros. Es quizá por el tema del racismo, de la discriminación y la no aceptación por las personas de color, que se incluyeron temas afroantillanos en dicho filme. Nuevamente, Pedro hace gala de su capacidad para interpretar diversos géneros con amplia calidad, sonando casi como un buen recital del poeta nacional de Cuba, Nicolás Guillén. Boleros Se dice que hacia fines del siglo XIX, el cubano José Pepe Sánchez y su canción titulada Tristezas, dieron origen al aclamado género del bolero. Romántico como pocos, este género también con honda tradición en el trópico ha sido llevado a límites y cimas difíciles de alcanzar tanto en popularidad como en sentimiento. Pedro Infante dio gala de su poderosa y emotiva voz interpretando diversos boleros, aunque podemos considerar como los mejores El mundo, compuesto por Enrique Fabregat; Nocturnal y su ambiente a playa, palmeras y sol, de la autoría del potosino José Sabre Marroquín; el chileno Lucho Gatica lanza en 1957 No me platiques más, emotivo bolero que, en la voz de Infante, alcanzó éxito inmediato en las radiodifusoras. Y por último, el inolvidable bolero Cien años. Este bolero, aunque con el matiz y génesis en el ámbito del mariachi, autoría del jalisciense Rubén Fuentes, lo podemos considerar una de las piezas con sabor a trópico más afamadas de Pedrito. Indudablemente la emoción que en su voz se puede sentir hace vibrar hasta a los corazones más duros. Nostalgia absoluta. Es así que, esperamos haya un acercamiento de parte de las generaciones más jóvenes a la música del gran Pedro Infante, y que si bien intérpretes de música tropical hay muchos y la actualidad a través de géneros como el reggaetón, la bachata o el pop y el rock en general, nos permiten disfrutar de excelentes piezas tanto románticas como bailables, el sentimiento, la calidad y buen gusto, aunado a una personalidad inigualable, hacen de Pedro Infante un ente único, con piezas musicales absolutas y que, en el ámbito de la música tropical, aportan a la música mexicana un granito de arena, sí, pero un granito insuperable. |