ABR 172016 "Los daños son graves y tenemos decenas de muertos", auguró el presidente, Rafael Correa, el sábado por la noche, previendo la tragedia que se avecinaba. Por entonces se contabilizaban 77 muertos. El siguiente parte multiplicó por tres esa cifra. La costa, el corazón turístico nacional e internacional del país, fue la zona más golpeada. Algunos de los lugares más pobres del país, destruidos. Los equipos de rescate no pudieron llegar hasta pasado casi un día del terremoto. Las comunicaciones eran imposibles ante el colapso de las carreteras. El alcalde de Pedernales, uno de los pueblos más afectados, pidió, en un grito desesperado, ayuda para la localidad. "No son algunas casas o edificios, es toda la ciudad", aseguró. El Gobierno ecuatoriano trató de afrontar la tragedia como pudo. Las redes estaban hasta ayer domingo saturadas e interrumpidas, lo que generaba una gran confusión al impedir a la gente comunicarse con sus familiares. Correa, de visita oficial en El Vaticano en el momento en que se produjo el terremoto, tenía previsto regresar este domingo por la tarde a Ecuador. El mandatario anunció que 10.000 militares y 4.600 policías habían sido movilizados. El Estado destinará 300 millones de dólares para la emergencia y Correa aseguró que cuenta con una línea de crédito de 600 millones de dólares a través de organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). La comunidad internacional anunció su solidaridad y respaldo inmediato a Ecuador. Algunos países vecinos, como Venezuela y Colombia, fueron los primeros en enviar ayuda. Los informes del Instituto Geofìsico indican que el terremoto se produjo por el choque entre la placa nazca y la placa sudamericana, que desplazó una aspereza (ruptura de falla) que a su vez liberó la energía o presión acumulada en forma de onda sísmica. A raíz de este movimiento, otras fallas han comenzado a ajustarse y esto ha ocasionado más de un centenar de réplicas durante la madrugada de este domingo. Los pobladores de las localidades afectadas por el terremoto buscaron refugio para pasar la noche mientras continuaban las réplicas. El alcalde de Portoviejo, Agustín Casanova, señaló que muchos vecinos se acercaron al aeropuerto Los Perales. "El centro de Portoviejo ha sufrido graves daños y en las zonas rurales también", dijo Casanova a la televisión Ecuavisa. "Han colapsado los servicios públicos". Casas derrumbadas, servicios públicos suspendidos y personas fuera de sus viviendas eran la tónica durante la noche en las localidades de Manta, Chone, Pedernales o Bahía de Caráquez. El alcalde de Manta, Jorge Zambrano, según el diario El Telégrafo, dijo que la ciudad registra serios daños de infraestructura. Entre las estructuras afectadas está la torre de control del aeropuerto, según la televisión pública. En la costa sur del país, a 365 kilómetros de Pedernales, en Guayaquil, también colapsaron al menos seis estructuras, entre edificios e infraestructuras públicas. El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, informó al diario El Telégrafo que cinco viviendas resultaron afectadas en la capital y se sufrieron cortes en el suministro eléctrico, pero las vías de la capital funcionan con normalidad, al igual que el aeropuerto de Tababela. Rodas señaló que hubo daños en la iglesia de La Magdalena, así como deslizamientos de tierra. En varios puntos de la capital, varios ciudadanos informaron en las redes sociales de fisuras en paredes de las viviendas, así como rotura en vidrios de hoteles y casas por el temblor. |