Apatzignán amanece con grupos de auto-defensa en sus entrañas

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FEB
09
2014
Redacción IM Noticias Apatzingán, Mich. Sin brotes de violencia se dio el ingreso de al menos mil 500 guardias rurales a esta ciudad de Apatzingán, todos ellos ya institucionalizados, mismos que eran comandados por el ruanense Hipólito Mora, quien dejó bien en claro que su ingreso era para apoyar a la ciudadanía y al cura Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como El Padre Goyo, en su llamado a la sociedad para "quitarse de encima el yugo del crimen", según las palabras del propio clérigo; además puntualizó que solo la federación se encargaría de aprehender y catear las casas de los criminales.

Los rurales entraron a esta urbe al filo de las 11:00 horas de este sábado; el comandante Hipólito se veía feliz, realizado, y recordó que antes de levantarse en armas el 24 de febrero de 2013 había visitado Apatzingán: "Llegue a los portales y me compré dos sombreros, desde entonces ya empezaba a meditar sobre la formación de este movimiento y ahora miren, ya estamos aquí de regreso", rememoró el hombre mientras caminaba por la plaza principal de esta localidad.

De ahí, Mora y sus hombres se dirigieron a la Catedral, donde Hipólito se santiguó, con su rostro serio y su mirada fija y sin decirlo se encomendó a Dios y le dio gracias por haber regresado a esta población que en un tiempo fue inalcanzable para él, por ser en la región el bastión de la delincuencia, de acuerdo con lo que él mismo y otros de sus compañeros refirieron en un sinnúmero de entrevistas ofrecidas en el pasado, a los medios de comunicación de todas partes del país y del mundo.

Luego, Mora se entrevistó a solas con El Padre Goyo y platicaron sobre cómo trabajar juntos y en coordinación con las autoridades federales para devolverle la paz a Apatzingán, lo cual más tarde, cerca de las 17:00 horas diría el propio sacerdote durante el rezo del rosario: "No va a haber ningún tipo de tregua para los delincuentes, el que cometió delitos los tendrá que pagar con la justicia y después de haber cumplido su condena podrá regresar y vivir como la gente decente, pero los que eran criminales y después de pusieron una playera blanca de autodefensas para según ellos regenerarse, esos tendrán que ir ante las leyes primero, pues tendrán que saldar sus cuentas pendientes con las autoridades".

Durante esta misa, asistieron más de 3 mil personas, todas ellas portaban playeras blancas de la organización civil fundada por El Padre Goyo, denominada CCRISTOS (Consejo Ciudadano Responsable de Impulsar el Sano Tejido del Orden Social) y escuchaban el mensaje del clérigo: "Debemos luchar por una mejor sociedad, no ser unos ?come-cuando-hay', debemos pelear por la niñez y por la juventud, debemos hacer frente al ?cártel de la muerte', que tanto ha dañado a nuestras familias", sentenció el religioso.

Al finalizar el acto eclesiástico, Hipólito y los rurales avanzaron a la plaza central de la ciudad, donde el comandante le habló al pueblo: "Estamos aquí y no nos vamos a ir, ya hay gente de nosotros que anda trabajando con las fuerzas federales, nosotros no haremos detenciones ni catearemos casas, ese será trabajo de la federación, pero sí señalaremos a los delincuentes que conozcamos y que toda la sociedad conoce, para que sean arrestados y paguen por lo que han hecho; gente mala a mí me ha ofrecido grandes cantidades de dinero para que me calle, pero no me venderé jamás, por ustedes, por las personas que quieren y merecen justicia", fue lo que gritó Hipólito ante una multitud que no cabía en la grande explanada del jardín principal.

Los guardias rurales iban desarmados, incluso se dio el reporte de un posible atentado contra Hipólito Mora y ante ello la gente y los mismos ciudadanos de esta urbe formaron en torno a él un escudo humano.

Asimismo, reporteros cuestionaron al comandante Mora sobre la posible detención de un familiar de Enrique "Kike" Plancarte, a lo que él contestó: "Yo no sé nada de eso, la federación estará a cargo de todos los operativos y yo no tengo reporte de esa situación", mientras que otros periodistas le preguntaron si sus "muchachos" iban armados: "Ninguno de nosotros trae armas, tú mismo puedes verlo, entramos de forma pacífica y solo para respaldar al Padre Goyo y al pueblo, para que sepan que no están solo en esto", respondió.

En medio de todo este panorama, varios de los aún llamados guardias de autodefensa y también guardias rurales, se mantenían en todas las entradas y salidas de Apatzingán, ellos sí con armas cortas y largas que portaban para repeler cualquier posible ataque del crimen; además revisaron varios automotores que entraban a la ciudad, con el objetivo de impedir la entrada de delincuentes que quisieran cometer algún acto ilícito en la zona centro, donde El Padre Goyo e Hipólito estaban reunidos con el pueblo.

Es así que todo concluyó en calma y con la esperanza para los apatzinguenses de tener una mejor ciudad; la cual ya es custodiada por una gran cantidad de policías federales y soldados, quienes estuvieron presentes todo el tiempo durante el ingreso de los guardias rurales a esta urbe, ejecutando una fuerte movilización por tierra y por aire.


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