MAR 062014 Le gusta que le digan "Chío", es una mujer activa y siempre con una actitud positiva, también pertenece a la Policía Federal (PF) y cuando la comisionaron para ir como rescatista a Michoacán, jamás pensó que en medio del ambiente de violencia que se vivía en el estado pudiera a llegar a ser testigo de un milagro de la vida: participar en el nacimiento de un pequeño. Hace tres meses, en el municipio calenteño de Aguililla, se registró otra de aquellas balaceras que hasta hace unos meses eran cosa de todos los días, en esa ocasión la oscuridad cubrió las calles del pueblo, debido a que los delincuentes cortaron el suministro de la energía eléctrica. Era de madrugada, cerca de la una de la mañana, cuando una joven con nueve meses de embarazo comenzó un verdadero peregrinar, pues la fuente se le había roto y desesperada buscar dónde dar a luz. Desde el vientre de su madre, el bebé no entendía lo que pasaba ni de criminales ni de armas o drogas y sólo buscaba abrir los ojos a este mundo. Su madre, acudió a la clínica del pueblo, pero nadie le abrió, a pesar de que tocó la puerta a punto de tirarla; después buscó la ayuda de las autoridades municipales y de algunos conocidos, pero nadie la asistía y todo aquello lucía como un pueblo fantasma. Fue así que cuando sentía que paría sobre la tierra, la joven acompañada de su mamá llegó al destacamento de los policías federales, quienes en un principio la deslumbraron con sus lámparas, pero al identificar la emergencia de inmediato la ayudaron. "Chío" y otros dos paramédicos de la Federal subieron a la joven mujer a una ambulancia, para enseguida trasladarla al sanatorio local, al cual entraron casi a la fuerza. Después, en un cuarto de tabique e iluminados sólo por las lámparas de mano, con batas sobre el uniforme táctico, los paramédicos de la PF comenzaron a preparar el alumbramiento y habilitaron una recámara como quirófano. "Procedí a quitarle su ropa, le coloqué una bata y la esterilicé para recibir al bebé, pero la señora no aguantó más y el niño empezó a salir. Fue tan grande la impresión que sentí, un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo, una emoción en verdad muy grande, pues sostuve con mis manos la cabeza del pequeñito", recordó Chío. La también Policía Tercero narró que el varoncito pesó tres kilos y 200 gramos: "No hubo necesidad de la famosa nalgada, porque así como salió soltó el llanto, el doctor me dio una perilla para que le sacara las flemas y ya que terminé, lo acomodé en un cunero y lo estuve cuidando en lo que el doctor y su ayudante se encargaron de la madre, cuando terminaron yo llevé al niño con su mamá y estuvimos al pendiente de ambos". Tan sólo en Aguililla, los rescatistas de la Federal han atendido desde septiembre del año pasado poco más de 800 emergencias de los pobladores de la región, como picaduras por alacrán, cirugías básicas o hasta traslados aéreos en un helicóptero Black Hawk, como el de un menor de unos meses de nacido que fue llevado de urgencia a Morelia por un traumatismo de cráneo. Luego de unos meses de participar en el parto, "Chío" visitó al pequeño al que vio nacer, quien mágicamente dejó de llorar cuando ella lo cargó entre sus brazos y le dio su biberón, como si el niño ya la conociera, mientras que la madre del pequeño no dejaba de dar gracias y la abuela no paraba de llorar. Ante la escena, la uniformada sonrió y dijo: "Jamás me hubiera imaginado este momento, y me quedo con la satisfacción de poder ayudar a la gente como oficial de la Policía Federal, y ahora en algo tan maravilloso como es el nacimiento de un bebé". Actualmente, en el despliegue de la PF en Michoacán participan aproximadamente 200 mujeres, quienes desempeñan labores operativas, de inteligencia, proximidad o investigación, según lo informado por esta corporación. |