FEB 252020 El día de hoy me gustaría comenzar con el siguiente ejercicio de reflexión: ¿Cómo consideran el avance en materia educativa en nuestro estado? ¿Será posible que Michoacán sea modelo y ejemplo nacional en el tema educativo?, ¿Saben si sus hijos e hijas recibirán una educación de excelencia que apoye su crecimiento profesional y por ende su futuro? En mi opinión, el reto es grande pero la educación en Michoacán dio un paso histórico que lo mete en la ruta generadora de ese gran cambio; realizó un giro de 180 grados, que pone al estado, en efecto, como un nuevo modelo nacional en educación. Y es que con el nuevo acuerdo educativo, a partir de este 2020 están dadas las condiciones para que, los más de un millón 300 mil estudiantes que estudian el nivel básico, reciban su educación sin pausas ni interrupciones (lease paros, tomas, marchas...) y aprendiendo desde las aulas, por lo que sí, también creo con esa simple condición tienen una mayor oportunidad de recibir una formación de calidad que coadyuve para su futuro. Pero ¿Por qué estoy segura de eso? Les platico que como hija de una maestra trabajadora, dedicada, comprometida y enamorada de su profesión, así como desde la perspectiva de la profesionista que ahora soy y que ha vivido de cerca las dificultades de la educación en Michoacán, puedo decir que el cambio es un hecho. Pasó del discurso que nos habían repetido en el pasado, a la realidad en el presente. Con la firma del nuevo acuerdo que se concretó entre el Gobierno de Michoacán y la Federación, se ha dado el primer paso hacia la transformación de nuestro estado, pues de ahora en adelante mi hijo y sus hijos e hijas, no volverán a quedarse sin clases, no al menos por la falta de pagos a las maestros y maestros. Este avance no es menor, porque resuelve un problema histórico de más de 30 años, en el que la nómina educativa había sido deficitaria y atendida con apoyos discrecionales no regulados, que generaron retrasos en el pago del magisterio michoacano. ¿A qué me refiero con esto? A los vicios, malos manejos y mafias que se gestaron a partir de una bandera que el sindicato magisterial agitaba, por la falta de pagos, y al esquema obsoleto de los pagos mismos, vía cheque, que generaron un control corporativo que ha sido utilizado con fines económicos y también políticos, particularmente electorales. Y si no me cree, basta recordar un dato: a finales de la década de los 90, inmersa en las campañas en busca del voto desde las entrañas de los partidos políticos, la CNTE llegó a gobernar más de 20 alcaldías y a apoderarse de la dirigencia estatal del PRD, pues desde las filas centistas emanaron regidores, alcaldes, diputados -federales y locales,- y senadores que en su momento encabezaron bloqueos, marchas y plantones en todo el estado, y quienes ahora forman parte de Morena. Ese partido que está pasando de ser aquél meteoro, a una lluvia pertinaz debido a sus disputas internas, a la mezquindad que una vez describió su fundador y a las débiles posturas ante los problemas que están lastimando al país. Por ello, el acuerdo educativo es sano también desde el aspecto político, porque le resta una bandera de lucha electoral a la CNTE al garantizar el pago de sus salarios y prestaciones. Seguirán el sindicato saliendo a las calles, seguramente -porque la protesta es parte de su genética- pero ya no con la bandera del impago. También hay que reconocerlo: este acuerdo es producto de la coordinación, conciliación y meses de trabajo entre las autoridades estatales y federales, quedando un saco a la medida para Michoacán que está gustando para ser tomado como modelo nacional. ¿Sabían, por ejemplo, que todo el dinero comprometido en el acuerdo educativo para el pago de los trabajadores de la educación se va a depositar en un fideicomiso, que se llamará FONE-Mich? ¿Sabían también que su seguridad social, atención médica, antigüedad y derechos para la jubilación, pensión y retiro se mantienen iguales, pues la relación laboral no cambia? ¡Enhorabuena! ¿No? Con todo lo anterior y con su ingreso salarial garantizado, los maestros podrán dedicar todo su entusiasmo y vocación a la tarea educativa. ¡Ya era ahora! Y aquí, estoy convencida, todos tenemos que sumarnos. Nadie sobra y no importan colores, ideologías, filias ni fobias. Es momento de caminar juntos para que nuestra entidad se consolide como ése modelo de educación en pro de la niñez. ¡Hagamos eco! ¡Pasemos la voz! ¡Sigamos trabajando! ¡Tracemos más caminos por el bien de quienes serán el futuro de nuestro País y nuestro Estado! |