JUN 232016 De acuerdo con el estudio elaborado por Víctor Hugo Garduño Monroy, Niccolò Giordano y Víctor Manuel Hernández Madrigal, del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra-Maestría en Geociencias y Planificación del Territorio de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), así como Jorge Alejandro Ávila Olivera, Posgrado de Ciencias de la Tierra por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto de Investigaciones Sobre los Recursos Naturales (INIRENA) de la UMSNH, la carta oficial del INEGI de la región de Morelia desde 1979, "ya ponía en existencia las fallas de La Paloma, La Colina, Cerritos y Atapaneo-Charo". Los especialistas señalan en su estudio que no obstante haber mostrado las dos fallas principales de la región de Morelia-Tarimbaro, "en la planificación del territorio siempre se ha cuestionado la existencia de estas estructuras geológicas". Con la recopilación de la información de detalle acerca de la litología del subsuelo, obtenida por medio de los pozos profundos para la extracción del agua del subsuelo administrados por el Organismo Operador de Agua Potable y Alcantarillado Sanitarios (OOAPAS), junto al estudio de los antecedentes y trabajo de campo, se realizó un perfil geológico NO-SE de la ciudad de Morelia, donde se aprecian "los grandes desniveles generados por las fallas de Morelia, destacando la falla La Paloma con un desplazamiento real de más de 200 metros", lugar exacto de la construcción del proyecto Segunda Etapa del Libramiento Sur, tramo Ramal Camelinas. Según el estudio, la falla geológica de La Paloma es el límite sur de las cuencas lacustres que se pueden dividir en tres zonas lacustres y fluvio lacustres, separadas por bloques basculados que conformaron la loma donde se asentó la ciudad antigua de Morelia. Los expertos abundan en que las fallas de la región de Morelia tienen una dirección N85°E y algunas con orientación N55°E, en todas los planos inclinan hacia el norte. "La estructura mayor, conocida como la falla La Paloma, mide 13 km de longitud y muestra una forma escarpada con un desnivel máximo de 180 metros." Finalmente, el estudio destaca que en el área sureste de la ciudad, en correspondencia del bloque de piso de la falla La Paloma (Mesa de Santa María y Tecnológico de Monterrey), un pozo explota agua de 23°C y ha creado un cono de abatimiento que llega a una profundidad de 180 m; esta agua corresponde al acuífero profundo, mientras que desde dos kilómetros más al oeste se explota el acuífero somero ubicado en los sedimentos fluviales-lacustres, a una profundidad de 40-80 metros, con el agua a una temperatura de 15°-17°C. "Si el crecimiento urbano de la ciudad cubre estas zonas, seguramente la recarga se irá a valores más críticos que los actuales, generando abatimientos que superaran los 100m en todo el acuífero profundo, generando mayores costos de explotación y acuíferos más difíciles de aprovechar", advierten los especialistas sobre el desmedido crecimiento urbano que sería provocado por el proyecto Segunda Etapa del Libramiento Sur, tramo Ramal Camelinas". Salva la Loma no se opone al desarrollo o a la construcción de nuevas vialidades que conecten a la Loma de Santa María; con lo que no está de acuerdo es que en aras de un costoso proyecto, que solo responde al interés de unos cuantos, se afecten cientos de hectáreas naturales que representan el pulmón y la fuente de recursos acuíferos de miles de morelianos. |