NOV 022024 Dicha tradición es patrimonio cultural de México, y ha reunido a miles de personas, incluyendo turistas extranjeros y nacionales, en un evento que fusiona la fe, la cultura y la alegría. En Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Urandén, Quiroga, Capula y otras comunidades de la Región Lacustre, los pueblos se engalanaron con veladoras encendidas, altares coloridos y panteones llenos de flores y ofrendas. Los visitantes pudieron experimentar la magia de esta tradición, que honra a los difuntos con la comida y las bebidas que disfrutaron en vida. La concurrencia de turistas extranjeros fue notable, con visitantes de Asia, Europa y Latinoamérica que se unieron a los mexicanos para vivir esta experiencia única. Las filas de vehículos kilométricas que se aproximaron a los pueblos lacustres fueron testimonio de la popularidad de este evento. En Capula, el pueblo de la Catrina, la atmósfera fue especialmente festiva, con calles adornadas con papel picado y flores, y los habitantes vestidos con trajes de catrinas y catrines. Los turistas pudieron disfrutar de la gastronomía local, incluyendo los típicos panes de muerto y mole. La Noche de Muertos en la zona lacustre de Michoacán es un ejemplo de cómo la cultura y la tradición pueden unir a personas de diferentes orígenes y culturas. En este lugar, la muerte se convierte en una celebración de la vida, y la memoria de los seres queridos se mantiene viva a través de la fe y la alegría. |