| ABR 012025 Su característica principal es que suelen permanecer inactivos por largos períodos de tiempo, a veces décadas, hasta que reciben la orden de actuar. Mientras tanto su función principal es integrarse completamente en la sociedad o estructura objetivo sin levantar sospechas. El concepto de agentes durmientes ha existido desde tiempos antiguos, aunque el término moderno comenzó a utilizarse en el siglo XX. En la antigua China, Sun Tzu ya hablaba en El arte de la guerra sobre la infiltración de espías en territorios enemigos. Durante la Edad Media y el Renacimiento, los estados europeos emplearon agentes infiltrados en cortes rivales para obtener información. No obstante, fue en el siglo XX, particularmente durante la Segunda Guerra Mundial y la llamada Guerra Fría, cuando el término "agente durmiente" cobró relevancia. La Unión Soviética, los Estados Unidos y otros países desarrollaron redes de espías que podían permanecer inactivas por años antes de recibir una orden de acción. Unión Soviética/Rusia: La KGB (Comité para la Seguridad del Estado) y posteriormente el FSB (Servicio Federal de Seguridad) los utilizó para infiltrarse en gobiernos occidentales. El escandaloso caso de la red de espías Cambridge Five, también conocidos como el Círculo de Cambridge fue un grupo de académicos británicos reclutados por la Unión Soviética en el Trinity College de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y que permanecieron activos desde antes hasta años después de la Segunda Guerra Mundial. Alemania Nazi: Durante la Segunda Guerra Mundial, la Abwehr (servicio de inteligencia nazi) intentó infiltrar agentes en Estados Unidos y el Reino Unido, aunque con éxito limitado. Estados Unidos: La CIA ha desplegado una gran cantidad de agentes en países enemigos, aunque su estrategia ha dependido más de la colaboración con disidentes locales. China: En las últimas décadas, se ha acusado al gobierno chino de emplear agentes durmientes para obtener información tecnológica y política en Occidente. Fuera la las populares novelas de espionaje , las mas elaboradas y conocidas son las de John Le Carre, la Guerra Fría fue la época dorada de los agentes durmientes. Algunos casos notables fueron los de Julius y Ethel Rosemberg , acusados de filtrar a la URSS los datos necesarios para la fabricación de la bomba atómica y Richardo Sorge, periodista y espía soviético en Japón y que proporcionó información clave de las estrategias nazis. La siempre activa Rusia infiltró agentes en Estados Unidos, incluyendo el caso de Anna Chapman, empresaria que vivió y actuó en la ciudad de Nueva York, detenida en 2010 se declaró culpable y fue deportada a Rusia como parte del tratado de intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Rusia del 2010. Otros casos con los de George Blake, un agente doble condenado a 42 años de prisión , Jack Barsky un espía de la KGB que se creó una identidad falsa para trabajar como cartero en Manhattan y Robert Hanssen que fue un agente del FBI que espió para la Unión Soviética y la Rusia post-comunista durante más de 20 años. En la actualidad, el uso de agentes durmientes ha cambiado debido a los avances en tecnología. Sin embargo, algunos países aún los utilizan, sobre todo para espionaje industrial y ciberespionaje. A todo esto surge una duda ¿Que motiva a una persona a traicionar a su país.? La respuesta puede ser un tanto nebulosa pues existen diversas razones, que van desde la ambición personal hasta la presión externa. Algunas de las principales motivaciones incluyen: Intereses personales y corrupción, búsqueda de poder, riqueza o beneficios personales. Presión externa o chantaje; algunos políticos pueden ser coaccionados mediante amenazas, extorsión o la exposición de detalles altamente comprometedores. Actualmente tenemos un posible caso. En otros algunos casos, la traición no se debe a un interés económico, sino a una fuerte convicción ideológica. Finalmente puede ser por simple descontento o venganza : Un político que se siente traicionado por su propio partido o por su país puede actuar en su contra como forma de represalia. Es cuanto. Alejandro Vázquez Cárdenas |