NOV 172016 A un grupo de empresarios, que recibió en el Palacio Apostólico del Vaticano, Francisco advirtió que la corrupción es generada por la "adoración del dinero" y vuelve al corrupto prisionero de esa misma adoración. "Es la mentira de buscar el provecho personal o del propio grupo bajo las apariencias de un servicio a la sociedad. Es la destrucción del tejido social bajo las apariencias del cumplimiento de la ley", indicó, en un largo discurso pronunciado en español. "Es la ley de la selva disfrazada de aparente racionalidad social. Es el engaño y la explotación de los más débiles o menos informados. Es el más craso egoísmo, oculto detrás de una aparente generosidad", agregó. Ante los integrantes de la Conferencia Internacional de las Asociaciones de Empresarios Católicos (Uniapac), precisó que una de las condiciones necesarias para el progreso social es la ausencia de corrupción. Reconoció que los empresarios pueden ser tentados a ceder a los intentos de chantaje o de extorsión, justificándose con el pensamiento de salvar la empresa y su comunidad de trabajadores, o pensando que así harán crecer la empresa y que un día podrán librarse de esa plaga. Insistió que quizás caigan en la tentación de pensar que se trata de algo que todos hacen, y que pequeños actos de corrupción destinados a obtener pequeñas ventajas no tienen mayor importancia, pero estableció que "cualquier intento de corrupción, activa o pasiva, es comenzar a adorar al dios dinero". Sostuvo que el dinero debe servir en vez de gobernar y que las empresas deben existir para servir y no sólo para ganar dinero, aunque este sirva como medida de su funcionamiento. Urgió a recuperar el sentido social de la actividad financiera y bancaria, aunque eso suponga el riesgo de "complicarse la vida" y renunciar a ciertas ganancias económicas. |